Radiohead |
Zola Jesus |
Afrontar un festival con la rémora de un amor incondicional (Primavera Sound) resulta tarea ardua, difícilmente de resolver. El Optimus Alive Festival, más allá de la circunstancial oportunidad, se resumía en poder apreciar una de las mejores bandas de las últimas décadas, la formación de Oxford bien se merecía un bono, además de contemplar los restos de The Stone Roses o el, últimamente, ubicuo Robert Smith.
Snow Patrol no son valederos de más comentarios que aquellos que incluyen a una larga lista de formaciones en el rentable saco de la Colplaymanía. El viernes acometimos nuestra especial ruta con la pizpireta Santigold, más disco y negra: "GO!", "Freak Like Me", en su más amplio espectro, que en el total de su última entrega. Vitaminada y creíble en aquellas composiciones que beben de la propia fuente que en las mímesis literales de la inefable M.I.A. ("Big Mouth") o hasta Grimes ("Freak Like Me"). Perdida, a veces, entre la pesada coreografía de sus filiales compañeras, caballito aparte. Seguimos quedándonos con esa mixtura irresistible, equilibrada de pop y reggae como "Disparate Youth" o "This Isn't Our Parade". Llegamos a presenciar los últimos estertores de The Stone Roses, en un esperpéntico show que agrió, Ian Brown (la peor voz de la historia) mediante, el fascinante repertorio de su legado.
Zola Jesus ofreció un espectáculo irregular salpicado de accidentes en escena que deslucieron unas canciones incontestables en intensidad y profundidad. La juventud como rémora. Disfrutamos, por segunda vez, del energético espectáculo de Justice, la combinación perfecta de rock y electrónica al servicio de la diversión y abandonamos la fiesta para saldar deudas con Death in Vegas, demostrando que se puede regresar sin perder la dignidad ni la frescura, con clásicos metamorfoseados como "Aisha" o temas más recientes: "Witchdance", "Your Loft is My Acid".
Saber que habrás de enfrentarte a The Cure por segunda vez (en un lapso breve de tiempo) debe trastocar sicológicamente cualquier programación bien planteada. El sábado, el día más débil, fue consagrado a las medianerías, situación que propició una visión más relajada de las posibles ofertas. En este contexto, nos encandilaron Noah and The Whale (guapísimo y carismático cantante) que se empeñaron en preconizar que "Tonight's the Kind of Night". The Antlers, a ratos brillantes a ratos soporíferos, en la estela de unos Radiohead capitidisminuidos. El regreso de Tricky supo convencer sin saber, a día de hoy, en qué medida intervino su pasado, con temas repletos de energía rockera, actualizados a las demandas de los tiempos presentes. Ajeno a las necesarias dotes de mando, a fuerza de golpe de micro de pecho, entonó un mea culpa intoxicado, a veces patético y otras efectivo.
A continuación disfrutamos de algunos grandes éxitos de Robert Smith (The Cure), tiempo justo de espera para contemplar el funk electrónico de un dj. de lujo. Mr. James Murphy.
Día del señor, el apropiado para los actos ceremoniosos. Miles Kane abrió con un show lleno de brío contagioso, bien arropado por una legión de admiradores británicos, fue desgranando uno a uno sus pequeños grandes hits: "Rearrange", "Inhaler" o "First of My Kind". Warpaint repitieron la fórmula que se apoya en composiciones intimistas, líricas y afectivas desluciéndolas en el directo, algo insípido, distante. Sacrificamos a Hope Sandoval (Mazzy Star) en beneficio de unas necesitadas vitaminas musicales. Caribou se situaron en las antípodas de un concierto circunstancial, demostrando profesionalidad y potencialidad.
Y llegaron ellos, y el cielo se oscureció y, a pesar de que después The Kills sorprendieron a todos con un concierto antológico, esta vez sí, puesta en escena y continuidad sonora contundente, Radiohead fagocitaron cualquier atisbo musical en cincuenta kilómetros a la redonda. No se puede sonar mejor, ni se puede tener un repertorio tan rico y variado, tan intenso y tan dramático, orillando en las aguas de lo experimental, familiarizándose con la electrónica o regresando a las desnudas y elementales expresiones de sus primeros discos. Thom Yorke y el resto de la banda ejemplifican la posibilidad del éxito y de la coherencia estética, la progresión geométrica de la singularidad.
Optimus Alive Festival'12. Lisboa. Julio 2012.
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