sábado, 8 de junio de 2013

Disolvente






















El proceso hacia lo inmaterial debería posibilitar la concreción de los valores menos tangibles, más ideológicos, quizás espirituales. Esta dinámica, constatable en medios de conocimiento y culturales, presenta una convergencia a todas luces irreversible, potenciada por los biorritmos económicos, evidenciada en los procesos cotidianos de las sociedades contemporáneas… La dimensión positiva de la disolución de lo material provocaría en toda expresión artística, envarada en lo físico, la constatación de su ineficacia elemental. Una renovación ciertamente purificadora: lo artístico se centraría en objetivos menos prosaicos, pueriles (se acabaría con gran parte del arte ventajista: gran parte del "arte") en beneficio de las ideas, la verdadera e insustituible razón del motor creativo.

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