Kuti Gattoguapoch. La caja del diablo. Comunicación Audiovisual. 2017 |
Vivimos en un país de chapuzas, chamarileros, curanderos y oportunistas que convierten las cuestiones de sanidad en algo sangrante.
Lo que significa contar con los mejores especialistas o los perfectos negligentes, la profesionalidad frente a la incompetencia, lo que se simplifica dramáticamente en recuperarse o directamente morir. La casuística del acierto de la estrategia, el don de la posibilidad o del error de la apuesta en muchos casos.
Hace tres semanas, según ciertos albéitares, la única opción era el sacrificio. Ahora, rectificada la asistencia, se recupera merced a un tratamiento adecuado a su patología y necesidades. Cada día se encuentra mejor y las posibilidades son honrosamente aceptables.
No se trata de dar gracias a las divinidades o a la "buena suerte". Se trata de agradecer que existan profesionales que saben ejercer su profesionalidad, con dignidad y competencia, en medio de un mar de ineptitud. Hay que buscarlos con denuedo y una vez localizados, no desprenderse de ellos jamás.
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