domingo, 30 de septiembre de 2012

Cabeza de turco

Gus Van Sant. "Last Days". 2005
Las principales consecuencias de concebir la verdadera naturaleza de las cosas como hechos aislados, externos, oportunos consortes de aspiraciones y coartadas públicas, estriban en desentenderse de los efectos causales de cualquier resolución personal, en detrimento de una razonable purga ideológica y en beneficio de justificaciones de saldo coyunturales…
Hay que entender el espíritu juvenil como un férreo compromiso con uno mismo para amplificarlo hacia lo universal y lo contrario, es esa frecuente rémora behaviorista que no conoce edad ni credo. Responsabilidad, que no responso, para enfrentar las decisiones y sus efectos como partes de un reglamento ajeno a ambigüedades, variables escapistas. Asumiendo, como no podría ser de otra manera, las pequeñas fisuras que cualquier combate pueda dejar como secuela. Sin miedo ni cinismo, abordar los hechos vitales y hacerse con ellos, rumiar principios y absorber finales como partes de un juego del que somos partícipes y no meras víctimas susceptibles de delegar nuestros desatinos en manos de terceros.
Hasta simulando ser quienes no somos desvelamos gran parte de lo que somos...

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