Seamus Murphy. “A Dog Called Money”. In-Edit Fest. 2019
“All my words get swallowed
In the rear view glass
A face pock-marked and hollow
He's saying dollar dollar
I can't look through or past
A face saying dollar dollar
A face pock-marked and hollow
Staring from the glass”.
La mano que controla el instrumento es la misma mano que contribuye a que la interpretación del mundo no se ajuste a una sola dimensión. Quizás se trate de la ambiciosa concepción de arte total, adaptada a las, ciertamente, imperiosas necesidades contemporáneas. El artista, el ciudadano. El valor ético del compromiso, una piedra preciosa que suele causar suspicacia cuando no, desinterés. La coherencia no vende porque “no se vende”.
Es cuando la producción artística trasciende sus constreñidos márgenes, asumiendo las limitaciones de su lenguaje (no pocas) como método efectivo subsanador. Ni tan siquiera mucha de la política pragmática es capaz de alcanzar esa imagen de lo posible. El carácter ejemplarizante de figuras, tristemente aisladas, afortunadamente coherentes, que dotan a su discurso de una magnitud política global sin menoscabo de su talante y talento estético. No se trata de una suerte de condescendencia occidental hacia lo desfavorecido sino más bien de ese ser-en-el-mundo o arte en el mundo. La relevancia de la dignidad emociona. Rompiendo el cristal.
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