martes, 10 de noviembre de 2009

El baile















Joseph Beuys. "I Like America and America Likes Me" (photo: Caroline Tisdall). 1974


Allá donde los sucesos terminan por torcer el itinerario, ese fluir algo pernicioso, catalizador de un fatalismo irreflexivo, residen parte de las problemáticas esenciales del intercambio.

Perder el guión, más extremo si cabe, perderse "en" el guión, o dejarse perder, trae consigo el vértigo, náusea a-gravitacional que trastorna, afecta al sistema inmune.

Son las consecuencias (casi aritméticas) de participar en ese juego impredecible, un balanceo que termina por descubrir las verdaderas entidades ocultas tras las máscaras. Si todo es representación, los resultados difícilmente se pueden cuantificar: perdedores y ganadores se mixtifican en una espiral infecciosa, baile demoníaco de actrices de reparto al ritmo de las mareas, sin pasado mensurable ni esperanza de futuro. Un punto de no retorno alcanzado tras la renuncia, apenas pactada, al compromiso. Quién necesita saber "la verdad" cuando el juego es pura farsa. La realidad casi disfrazada, muestra sus blancos y afilados dientes.

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